viernes, 28 de septiembre de 2012

Opciones para salir del túnel

Antes de meterme en el tema, advierto: todo lo que leerán más adelante es únicamente opinión, un análisis personal basado en lo que veo, leo y observo. No es la verdad absoluta, puede que ni siquiera sea la verdad, es sólo lo que yo creo. Habrá quien esté de acuerdo y quien no. En ambos casos, en los comentarios podríamos crear un debate sobre ello. Dicho esto, comencemos.

La crisis en España está haciendo estragos. Vaya novedad, dirán con razón. Una tasa de desempleo elevadísima, mejor no hablar del paro juvenil, recortes de sueldo, subidas de impuestos...Todo un drama. Pero, sin embargo, lo que se percibe en la calle no son tanto las dificultades de las familias para sobrevivir (enormes en muchísimos casos), si no la indignación contra el Gobierno en particular y contra la clase política  en general. 

No pasa una semana sin que se produzca una manifestación multitudinaria protestando contra el Gobierno y los políticos. Cada vez más multitudinarias, cada vez más temidas por los que mandan a juzgar por los despliegues policiales y su contundencia. Sin embargo, casi toda la clase política calla e ignora las protestas, y Rajoy y sus ministros se amparan en la "mayoría silenciosa", en la que engloban a todo aquel que no se manifiesta (tremendamente complicado y ventajista agrupar a todas las personas que no se manifiestan sin tener en cuenta los distintos motivos). Y buena parte de esa mayoría silenciosa da la razón al presidente apoyándole y cargando contra los manifestantes, acusándoles de extrema izquierda (como poco). Con Zapatero esto pasaba (a la inversa), y con Aznar, y con Gonzalez.

¿Adónde quiero ir a parar? A que España, desde dentro, tiene muy complicado poder salir pronto de la crisis, porque primero tendría que solucionar su crisis política y su crisis social, y ambas posibiidades son muy remotas. Lo explico:

  • Crisis política: los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, se niegan constantemente a hacer unas reformas estructurales en el Estado vitales para poder acabar con el despilfarro económico (miles y miles de millones) que supone tener 17 CC.AA., cada una con sus propios parlamentos y senados, sus diputaciones, sus sistemas sanitarios, educativos y judiciales. También se niegan a recortar sus privilegios mientras recortan lo indecible a los ciudadanos  mientras las políticas de crecimiento brillan por su ausencia.
  • Crisis social: una de las más antiguas crisis del país. La sociedad se divide ideológicamente entre izquierda y derecha, y esos conceptos van asociados a las siglas PSOE y PP de manera casi invariable, el voto sólo se concibe a PP y PSOE (afortunadamente eso va cambiando). Si PP y PSOE se enfrentan por todo, la sociedad de izquierdas y la de derechas no van a ser menos. Lo que haga una, tendrá su respuesta y ataque en la otra. Es imposible conseguir ningún avance si una parte de la sociedad censura a la otra de manera contante y sistemática.
¿Qué solución podríamos buscar? Surgen varias, a cual más improbable. Una de ellas es que los cuidadanos de izquierdas y derechas, unidos y sin enfrentamientos,exijan cambios importantes en la política del país, de manera casi unánime, y el Gobierno que esté les atienda. Otra, que los ciudadanos, cansados de un PP y un PSOE conservadores de un sistema despilfarrador y corruptible, voten a otra fuerza política a la que den mayoría y que realice los cambios necesarios. Como ven, son opciones casi imposibles, tremendamente remotas pese al auge de algunos partidos y la proliferación de manifestaciones.

Si desde dentro las opciones de solucionar los problemas son tan remotas, sólo queda mirar hacia afuera. ¿Qué opciones tenemos de atajar la crisis desde fuera? Sólo una, y pasa por un rescate europeo que podría anunciarse este mes de octubre en la próxima cumbre de la UE. Es la opcion más probable, y seguramente la intervención pondría más dificultades a los ciudadanos para salir adelante, pero también provocaría (esa es la esperanza que se tiene), una reestructuración del Estado hacia otro modelo menos despilfarrador y corruptible. Un rescate sería duro sí, pero quizá la intervención de alguien externo sin los vicios que tenemos internamente terminara siendo positivo. La opción más probable es, a la vez, la más dura.

Sergio Martínez López, estudiante de Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos

sábado, 14 de julio de 2012

El mensaje de los medios

Decía Marshall McLuhan allá por los 60 que el medio es el mensaje, refiriéndose al efecto que deja un medio de comunicación en la audiencia, en cómo influye en ella. Hoy, alterando el orden de los factores de la frase de McLuhan, podemos obtener un mensaje de los medios más allá de la información explícita. Bueno, más allá de la información.

Los despidos de Juan Ramón Lucas, Toni Garrido y Pepa Fernández representan un varapalo tremendo para los estudiantes de periodismo. Mandan un mensaje horrible: la calidad no se mide en rigor o profesionalidad, ni siquiera en audiencias, si no en lo que guste tu ideología al jefe. Esto en lo que respecta a un medio público.

Pero es que en los medios privados la situación es desastrosa. Cientos y cientos de periodistas han sido despedidos y muchos medios cerrados (si entrar a valorar la calidad/imagen de unos y otros). Los que siguen lo hacen con muchísimos problemas. ¿Qué garantiza la continuidad de un medio privado? El dinero. Pero, ¿cómo se puede obtener dinero con la crisis publicitaria? Consiguiendo una audiencia numerosa, y fiel. Es decir, dándole a la gente lo que le gusta. La audiencia atrae a los anunciantes. Y eso, en muchos casos, significa renunciar a la independencia y a algunos valores. El mensaje que manda es: dale al público lo que quiere. Y es un mensaje peligroso y que cimenta una parte de la pérdida de credibilidad en el periodismo.

Afortunadamente, no todo es un desastre dentro del periodismo, y quedan ejemplos de periodismo serio y riguroso (inserten aquí los periodistas/programas/medios que, a su parecer, lo sean). Como servidor tiene sus preferencias y ustedes tendrán las suyas, permítanme que omita poner ejemplos.

Este es el panorama. ¿Se puede cambiar? Claro que se puede, SE DEBE. Y nos va a corresponder a nosotros hacerlo. Procuraremos estar a la altura. Al menos, quien firma estas líneas.

PD: Hoy han cesado a Ana Pastor en Los desayunos de TVE. Otro ejemplo más.

Sergio Martínez López, estudiante de periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos

sábado, 11 de febrero de 2012

El fin no justifica los medios

La justicia puede llegar a ser muy caprichosa y curiosa en algunos casos. Con el caso Gürtel esta curiosidad llega a límites insospechados. Hemos visto cómo se ha pasado de detener y poner frente al juez Garzón a los Camps, Correa, Crespo... a absolver a Camps, que Garzón sea el condenado y que quizá, gracias a esa condena, el caso Gürtel pueda irse al traste.

El juez Garzón fue condenado este jueves por el Tribunal Supremo a 11 años de inhabilitación especial para ejercer cualquier trabajo jurídico, una multa de 14 meses con una cuota diaria de 6€ (en total, unos 2550€), y a pagar las costas procesales, incluidas las de la acusación particular, por un delito de prevaricación judicial y otro contra el artículo 536 del Código Penal. ¿Es justo? ¿Está bien condenado Garzón? Analicemos el caso, y despues sacamos conclusiones. Es un poco largo, pero trataré de explicarlo de la forma más sencilla posible. Allá vamos.

Baltasar Garzón era el magistrado encargado de la investigación del caso Gürtel. En su momento encarceló a Francisco Correa, Pablo Crespo, José Luis Ulibarri y Antoine Sánchez, evitando así que siguieran con sus delitos. La policía comunica al juzgado que sospecha que los acusados, desde prisión, siguen comunicándose con el exterior a través de sus abogados (conocidos, identificados y, posteriormente, imputados).

Basándose en esa información, Garzón emite un auto el 19 de febrero de 2009 en el que ordena la intervención de las comunicaciones orales y escritas de Correa, Crespo y Sánchez, además de intervenir también las conversaciones con sus abogados, en un periodo que va desde el 19/2/09 hasta el 20/3/09. Menciona, además, que si se necesita una prórroga habrá que hacer la petición 10 días antes de que acabe el periodo de intervención (es decir, el 10/3/09). Aquí Garzón ya comete el primer error, y quizá el más grande. Ordena  las escuchas sabiendo que no puede realizarlas, ya que el artículo 536 del Código Penal impide cualquier tipo de grabación y transmisión de las comunicaciones de los acusados. Al final del texto pondré los artículos del Código Penal relacionados con el caso.

Ya con las escuchas ordenadas y en curso, los cuatro acusados cambian de abogados. Es decir, los abogados sobre los que había sospechas y por los que se ordenaron las escuchas salen del caso y entran otros nuevos que, precisamente por serlo, no figuran en la causa y no están identificados ni hay sospechas sobre ellos. Sin embargo, Garzón prosigue con las escuchas, y hay un momento en el que se va más allá.

El 4 de marzo, se entrega al juzgado un informe en el que figura una conversación de Correa con uno de los abogados cambiados, en la que hablan de la estrategia de la defensa. Ese mismo día, se interroga a Ulibarri, pero no se le pregunta nada sobre la conversación. Es por ello que Garzón incurre en una violación del derecho de defensa al incluir en la investigación esa conversación. 

Por último, el 13 de marzo se solicita una prórroga del período de intervención, pese a no haber en las conversaciones intervenidas hasta ese momento indicios de delitos por parte de los abogados. Garzón acepta la petición y pide que se excluyan las comunicaciones con los abogados, y que se guarde el derecho de defensa. Y aquí comete dos errores más. El primero es que admite la petición de prórroga cuando se realizó fuera de plazo (recordemos que el mismo Garzón había especificado que la prórroga había que solicitarla al menos 10 días antes del fin del plazo de intervención de las comunicaciones, y se presentó 7 días  antes). El segundo error consiste en que ordena que se excluyan las conversaciones con los abogados, pero éstas ya habían sido grabadas, entregadas al juzgado y conocidas por Garzón y el Ministerio Fiscal. El juez, por tanto, conocía todolo hablado entre los acusados y sus abogados, incluyendo la estrategia de la defensa.

Surgen dos preguntas, al menos me surgieron a mí cuando leía la sentencia: si no había indicios de delito en los abogados, ¿por qué se prorroga el período de escuchas? Y si, durante ese período, Garzón expresa que no se obtiene ninguna información relevante, ¿porqué no se sacan todas las conversaciones de la investigación por irrelevantes?.

Al conocer estos hechos, tanto Francisco Correa como Pablo Crespo, así como uno de los abogados que abandonaron el caso, interponen una demanda contra el juez Garzón por prevaricación judicial continuada y por violación de un derecho constitucional como es el derecho de defensa. Así llegamos a la sentencia emitida el pasado jueves.

Una sentencia que, desde el punto de vista jurídico, es totalmente correcta. Es correcta porque el juez Garzón, ordenando unas escuchas que sabía que no podía ordenar, conoció las conversaciones entre los acusados y los abogados, conociendo así la estrategia que iban a usar. Este hecho constituyen dos delitos: uno de vulneración del derecho de defensa y otro de prevaricación. La vulneración del derecho de defensa consiste en que, al conocer la estrategia que van a usar los acusados, tiene una ventaja privilegiada para contrarrestarla. El delito de prevaricación es la consecuencia lógica de esas escuchas, ya que consiste en dictar una sentencia injusta a sabiendas. ¿Por qué dictó una sentencia injusta? Porque lo hizo con una información que no debía tener.

                                   
   

El juez Garzón es una figura que ha sido muy importante en la justicia de este país. Desde su persecución a ETA y el arresto de Pinochet hasta la investigación de los crímenes franquistas, le debemos mucho. Pero eso no hace que un juez pueda saltarse la ley y que miremos para otro lado. Un juez, sea quien sea, debe garantizar el cumplimiento de la ley, pero para ello no puede ser él quien se la salte. El fin no justifica los medios.

Para quien le interese, aquí pongo los dos arículos del Código Penal por los que Garzón ha sido condenado.

Artículo 536
La autoridad, funcionario público o agente de éstos que, mediando causa por delito, interceptare las telecomunicaciones o utilizare artificios técnicos de escuchas, transmisión grabación o reproducción del sonido, de la imagen o de cualquier otra señal de comunicación, con violación de las garantías constitucionales o legales, incurrirá en la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público de dos a seis años.
Si divulgare o revelare la información obtenida, se impondrán las penas de inhabilitación especial [...]y, además, la de multa de seis a dieciocho meses.

Artículo 446.3
El juez o magistrado que, a sabiendas, dictare sentencia o resolución injusta será  castigado:
3.Con la pena de multa de doce a veinticuatro meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de 10 a 20 años [...]

domingo, 5 de febrero de 2012

Rubalcaba o la renovación conservadurista

Los delegados del PSOE eligieron ayer a su nuevo Secretario General tras la marcha de Zapatero. La pugna por el puesto, que se disputaba entre Rubalcaba y Chacón, acabó resolviéndose a favor del ex ministro de Interior por un margen de 22 votos. Puede causar sorpresa, ya que durante toda la mañana de ayer se anunciaba que el margen de votos que decidiría la elección sería de unos 7, pero acabó siendo mayor.

La elección de Rubalcaba contrasta con el mensaje que el PSOE ha querido trasladar de lo que sería esta elección. Durante toda la campaña, tanto el partido como los candidatos se han esforzado por mostrar que, pasara lo que pasara, habría un cambio. Cambio con la manera de hacer las cosas de Zapatero, se entiende. Pero se hace complicado para muchos, tanto dentro como fuera del partido, entender cómo es posible un cambio a partir de dos candidatos que han sido ministros del gobierno socialista. Que han estado tomando decisiones y, de hecho, las han defendido. No es muy coherente (ni creíble) que, por un lado, un ex-ministro de Interior, ex- vicepresidente y ex-portavoz; y por otro, una ex ministra de Defensa y Vivienda, pugnen por el poder argumentando el cambio. No es cierto ni es creíble.

Pero con Rubalcaba se dan además más circunstancias por las que desconfiar de su elección como Secretario General. Al fallo de mensaje que caracterizaba a ambos candidatos se unen en Rubalcaba el conservadurismo y su historial político. 

Rubalcaba se ha rodeado durante la campaña por la dirección de la misma gente que formaba su círculo en la derrota de las elecciones generales. Puede decirse que se ha premiado más el agradecimiento de servicios prestados que la utilidad y eficacia reales. Si a eso le añades el apoyo de Griñán (que tiene todas las papeletas para abandonar la presidencia de Andalucía) y viejas glorias como González o Rodríguez Ibarra ( con su frase sobre Chacón), se desvanece la esperanza de cambio, pues se continúa con la política de compensación de favores. Habría que preguntar a las bases del partido qué piensan sobre esto (que, según he comprobado, no es nada bueno).

Último argumento. Rubalcaba es una figura que, durante el tiempo, ha ido experimentando lo bueno y lo malo. Es innegable que su mayor logro hasta ahora es el fin de ETA, siendo ministro de Interior. Su oratoria es impecable, como demuestra continuamente. Pero lo malo pesa bastante más hoy día. Es corresponsable de la negación de la crisis ; el caso Faisán no le pasó factura política dentro del partido, pero sí de credibilidad, su actuación en la campaña de las elecciones generales fue muy discutible y mal planteada; y Chacón le pisaba los talones hasta ayer, momento en el que Rubalcaba tiró de habilidad para convencer a los delegados claves. 

Con todo esto, queda un panorama incierto dentro del PSOE. Se ha resuelto la pelea por la Secretaría General sin cerrar las enemistades creadas entre chaconistas y rubalcabistas, con un líder al que ahora los delegados apoyan en un 80% pero que no cuadra con los votos que recibió Chacón y con una crisis interna y de credibilidad. No parece Rubalcaba el hombre indicado para cerrar heridas y hacer resurgir el partido.

jueves, 19 de enero de 2012

Otro naufragio más

Quien haya visto todos los clásicos en los últimos tres años seguramente habrá pensado que todo le resulta familiar, que lo ha visto antes. La temporada pasada, además, casi habrá tenido alucinaciones en abril pensando que estaba en un bucle infinito viendo una y otra vez el mismo partido, como si se hubiera estropeado la cinta y volviera a empezar otra vez más. Ésa es la sensación que queda tras ver todos los clásicos de la era Guardiola, y el de ayer es otro ejemplo más.

En su búsqueda ya casi enfermiza de la fórmula mágica que consiga derrotar al Barça, Mourinho apostó ayer por sorprender a propios y a extraños con una alineación insólita (e  impropia según muchas opiniones): Casillas, Coentrao en el lateral izquierdo, Carvalho y Ramos de centrales, Altintop de lateral derecho, centro del campo formado por Lass, Xabi y Pepe con CR7, Higuaín y Benzemá en la delantera. Ya sembraba muchas dudas este 11 en el madridismo, pues Coentrao, Altintop y Carvalho no han jugado casi y las dudas sobre su rendimiento en un partido como éste eran enormes. El partido confirmó estos temores. Coentrao naufragó, sin saber qué hacer aparte de correr la banda con el balón hasta que un rival se acercaba y se la quitaba, sin más. Altintop decepcionó un poco menos, cumplió con su papel, pero alguien debería enseñarle a pasar el balón. De los tres, el más acertado fue Carvalho, correcto en su función.

Del resto del equipo se puede escribir el guión de todos los clásicos. Siempre sale el Madrid enchufado contra el Barça, y a veces hasta se adelanta en el marcador, lo que debería dar confianza al equipo. Pero ese enchufe dura hasta el momento en que el Barça sube un poco la velocidad de juego. En ese momento, la solidez del posicionamiento y la intensidad defensivas blancas se van al traste, y comienza el naufragio. 

Así pasó ayer, cuando muy temprano CR adelantaba al Madrid en el marcador. El juego era del Barça, pero el control del Madrid. CR estaba, por fin, demostrando su calidad, y el equipo era una roca. Los blancos llegaron  al descanso creyendo que por fin cambiaría la historia. Pero cuan frágil es el ánimo del Madrid cuando juega frente al Barça. 

Al comienzo de la segunda parte, Puyol empataba el partido haciéndonos recordar ese testarazo del Mundial. Y ahí acabó el partido para el Madrid. Un gol del Barça es un mazazo emocional en este Madrid, acomplejado psicológicamente contra los culés. A partir del gol, lo que antes había sido un equipo sólido se convirtió en un manojo de nervios en el que sólo Lass seguía trabajando en la presión como en el primer tiempo. De la solidez y la confianza pasaron a la inseguridad, el enfado y (lo peor) la violencia. Y he aquí el terreno perfecto para Pepe, que de vivir en el siglo XVII sería un verdugo de la Inquisición. Tal nivel de majadería es inadmisible para un equipo de la categoría del Madrid, y tenerla con reincidencia reduce al mínimo la capacidad de gestión de un club entregado totalmente a un entrenador permisivo. Los últimos minutos del partido pueden calificarse perfectamente como un esperpento de violencia madridista, donde hasta Xabi Alonso se apunta. 

Se vuelve loco Mourinho pensando en mil alineaciones y posibilidades tácticas para ganar al Barça, pero no baraja nunca las más importante de las variables: la confianza y la serenidad. Con estas dos armas, el Madrid gana al Barça. Sin ellas, se queda en un equipo vulgar y temeroso del posible baño culé. O el equipo encuentra la confianza y la calma  jugando (tremendamente complicado para este Madrid) o el guión seguirá inalterable, pues de confianza y tranquilidad el Barça va sobrado.

lunes, 16 de enero de 2012

El papel de Manuel Fraga

Manuel Fraga murió a los 89 años de edad. Según han informado los medios, desde hace días el político gallego tenía problemas respiratorios que se han agravado, provocándole una parada cardíaca que acabó con su vida en la noche de ayer mientras trataba de recuperarse en su domicilio de Madrid.

Hablar de Fraga es hablar de un hombre de gran importancia en la vida política de España durante la segunda mitad del siglo XX. Fue ministro de Información y Turismo durante el franquismo (entre 1962 y 1969), Ministro de la gobernación y Vicepresidente Segundo con el gobierno de Arias Navarro y embajador de España en Reino Unido entre el 73 y el 75. Al margen de los cargos predemocráticos, tras la Transición  funda Alianza Popular, germen del PP actual, y llega a ser congresista y presidente de la Xunta de Galicia durante quince años.

Hasta aquí llega el apartado meramente informativo sobre Manuel Fraga. Quien sea entusiasta de la información objetiva, que pare de leer. Tras estas líneas, viene mi reflexión personal sobre la figura de Fraga, que a unos gustará y a otros probablemente encienda. Es opinión y, por tanto, es debatible. Allá va.

Fraga ha sido un hombre tremendamente polémico, tanto por sus palabras como por sus silencios (pocos, dado que solía ser sincero, rara avis). Es complicado comprender cómo un hombre relevante en el gobierno franquista consiguió no sólo reciclarse en la democracia, si no hacerlo ganándose el cariño de muchas personas. Alguien que gobierna durante quince años una comunidad autónoma no lo hace porque sí, si no porque alguien le vota. Y no consigue la relevancia y respeto que tenía dentro del PP actual sólo por fundarlo. Fraga tenía algo que, con el paso de los años y la evolución de la política, se ha perdido. La fidelidad a unas ideas y a defenderlas desde la sinceridad aplastante (que no desde la educación o las buenas formas). No es el único político de este corte, pero sí pertenece, al igual que el resto de sinceros, al pasado.

Su reciclaje democrático no debe hacernos olvidar su papel durante el franquismo. Fue corresponsable de algunas ejecuciones y responsable de algunos asesinatos durante manifestaciones antifranquistas, y nunca fue juzgado por ello. Ni él, ni otros muchos. En España, decidimos pasar la hoja sin pararnos a mirar los tachones de la hoja que cerrábamos, y nadie ha vuelto la vista atrás jamás para corregirlos. Se podría mencionar la exhumación de fosas comunes del juez Garzón, pero esa acción judicial sólo buscaba identificar los cadáveres, no juzgar a los culpables. Es parte de la historia deshonrosa de España el haber mirado hacia otro lado, práctica habitual durante siglos. Por ello, no sorprenderá a nadie el final del caso Gürtel, o el que tiene a Urdangarín en el punto de mira. Son los dos de actualidad, pero podemos recordar el olvidado caso Faisán de Rubalcaba, o el de José Blanco que hasta hace nada ocupaba portadas. Hoy no son nada, puro olvido, en el que caerán también los dos primeros.

Pero también hay que hablar de un Fraga democrático, cómo no. No diré que es la otra cara de la moneda, pues don Manuel siempre ha sido igual. Quizá por su papel "aperturista" durante el franquismo, quizá por contentar a todos, fue uno de los padres de nuestra Constitución. Si, la que está obsoleta en varios aspectos, pero también la que nos ha llevado hasta hoy por el camino de la democracia. Él, como partícipe de su creación, ya tiene un papel democrático importante.

Pero no queda ahí su contribución democrática. Cumplido su papel constitucional, aglutinó a una derecha muy a la derecha y la centró bajo las siglas de Alianza Popular, siendo el freno de aspiraciones autoritarias y anhelos de volver al pasado. Él, y no otros, diseñó la derecha democrática, la que tendría que hacer frente a la izquierda que estaba al alza. Sin Fraga, no habría bipartidismo. Porque sólo habría una ideología gobernante, la izquierda. El papel de Fraga al lograr una derecha democrática y unida que contrapusiera el poder del PSOE y los comunistas de Carrillo es vital para llegar hasta hoy.

Mi conclusión es que Fraga no es ningún tótem inamovible de ejemplaridad y honestidad, ni mucho menos. Debió ser juzgado, como muchos otros que también se han ido impunes y no deberían. Pero si recordamos tenemos que recordar también que su papel democrático es muy significativo, pues unió a la derecha y la metió por el camino de las urnas y la moderación. Creó la contraposición a la izquierda, dio la réplica. Hoy nos  lamentamos de que sólo dos partidos se repartan el poder, pero sin esa derecha de Fraga, ¿qué  partidos se repartirían el poder? ¿Habríamos llegado hasta aquí de la manera en que hemos llegado?

domingo, 11 de diciembre de 2011

Jamal Zougam, ¿víctima o verdugo?

Jamal Zougam, uno de los condenados por su participación en el 11-M, podría haber sido víctima de una manipulación judicial. En las investigaciones que en los últimos días está sacando a la luz EL MUNDO, se detalla la inconsistencia de las declaraciones de dos de las testigos que dijeron reconocer a Zougam en uno de los trenes, así como las circunstancias en que se produjeron las mismas. También se demuestra la pasividad del juez Bermúdez, que ante los intentos de la defensa de preguntar sobre las contradicciones de los testimonios respondió aludiendo al sumario e impidiendo las respuestas.

La versión oficial sobre el 11-M sigue tambaleándose según pasa el tiempo. A la imputación del comisario Manzano se une ahora la revelación de que dos de las testigos sobre las que se basa, en su mayor parte, la condena a Zougam mintieron en sus declaraciones. 

Las testigos C-65 y J-70 declararon haber visto a Zougam en uno de los trenes. La testigo C-65, que en un principio iba acompañada por otra persona, más tarde dijo que iba acompañada de la testigo J-70. Además, mintió diciendo que en el atentado le cayeron cadáveres encima cando en su vagón ni siquiera hubo heridos de gravedad, y moldeó su declaración sobre Zougam según se iban conociendo datos para hacer más creíble su testimonio.

El caso de la testigo J-70 es aún más flagrante.Un año después de los atentados, y tras ser rechazada como víctima por el Ministerio del Interior perdiendo así su derecho de indemnización, se dirigió a una comisaría para decir que vio a Zougam en el tren. La foto de Zougam en ese momento ya había sido publicada en los  medios y cualquiera podía haberlo reconocido. Aún así, fue admitida como testigo y víctima, y recibió una indemnización de 48.000 €.

Estos datos que ahora destapa El Mundo no estuvieron a disposición de los abogados defensores de Jamal Zougam durante el juicio, por lo que no pudieron ser usados para una defensa eficaz. Pese a ello, los abogados quisieron indagar sobre la credibilidad de sus testimonios, pero el juez Bermúdez impidió que las testigos contestaran remitiendo a los datos del extensísimo sumario (donde no figuran esos datos).

A la dudosa credibilidad de estas dos testigos, se suma también un tercer testigo, el R-10. Según la sentencia,  este testigo reconoció a Zougam en una rueda fotográfica el 16 de marzo de 2004, antes de que su foto saliera publicada. Sin embargo, el R-10 dijo que la primera vez que vio a Zougam fue en un cartel en Barajas el 26 de marzo. Además, la descripción que hizo del hombre que vio en el tren no se corresponde con la del acusado. Este testigo fue, para acabar, autorizado a no ir al juicio.

Ante estas revelaciones, Jamal Zougam y sus abogados han comenzado a  moverse para conseguir al menos la revisión del caso. Mientras que los abogados han dicho que interpondrán una querella contra las testigos C-65 y J-70 (sobre las que se sustenta la condena), Zougam ha detallado en una entrevista a El Mundo qué hizo los días 10 y 11 de marzo. Según él, el día 10 estuvo en el gimnasio, trabajando, buscando un piso de alquiler para él y su esposa  y cenando en casa con su familia. El dia 11, se encuentra durmiendo o desayunando cuando suceden las explosiones, y posteriormente se va a trabajar a su locutorio como todos los días. En estos dos días, siempre hay testigos que pueden corroborar su versión.

Si realmente todo lo revelado por El Mundo es cierto (personalmente opino que es totalmente cierto) estaríamos ante un error judicial gravísimo que no se dio por casualidad, y significaría que no se ha contado la verdad sobre el 11-M a la sociedad.